Hoy cumplo tres semanas en Venecia; 18 días en los cuales no he querido abrir Substack. Me cuesta mucho adaptarme a los cambios, soy una persona un tanto rutinaria, aunque no me guste admitirlo. Cuando estoy en un lugar desconocido, siento que mi esencia se evapora, me desconecto y desconozco.
Siento cierta presión ya que pareciera que conocer nuevos lugares y la soledad que viene con ello, acerca a las personas a su esencia. Me gusta pensar que mi problema está en que asocio perder mi esencia con sentirme fuera de control.
Por otra parte, cuando huelo los jazmines o estoy caminando por el Giardini viendo el mar, me doy cuenta del miedo que me da encariñarme de lo efímero. No negaré que igual siento una fuerte atracción hacia el goce que surge de acompañar las cosas pasajeras. No disfrutaría igual a las jacarandas si no se marchitaran cada abril, ni me emocionaría por la temporada de chabacano cada junio.
He disfrutado estar sola, visitar diariamente exposiciones, talleres de artistas, curadores y la biennale, más hay algo que no me ha dejado estar presente. Podría ser la adaptación, la falta de rutina y, si no les miento, mis nuevos roomies jajaja.
He estado leyendo un librito de ensayos por Byung-Chul Han, The Agony of Eros, en el cual básicamente habla sobre cómo en los sistemas capitalistas, el ‘otro’ deja de existir en el momento que se convierte en un producto, para validar nuestro deseo de validación, logro, aceptación, etc. La otra persona tiene que ser lo que queremos, por lo cual pierde ‘otredad’ y se vuelve lo ‘mismo’. No buscamos exterioridad, nos quedamos dentro.
Esto me ha llevado a reflexionar sobre mi obsesión con la esencia. Han también menciona que, al ser una sociedad ‘libre’, el sistema no nos asigna directamente lo que debemos hacer, no existe un ‘deber ser’. Lo que sustituye este deber ser es el puedo: soy libre de decidir qué y cómo quiero hacerlo. El truco es que el puedo ser debe ser validado por el otro.
The neoliberal regime conceals its compulsive structure behind the seeming freedom of the single individual, who no longer understands him- or herself as a subjugated subject ('subject to"), but as a project in the process of realizing itself. That is its ruse: now, whoever fails is at fault and personally bears the guilt. No one else can be made responsible for failure. Nor is there any possibility for pardon, relief, or atonement. In this way, not only a crisis of debt occurs-a crisis of gratification does, as well.
¿A qué voy con esta cita? A que, de alguna manera, estar crónicamente en el internet desde los 14 años, más la presión que existe en general por ‘ser’ y ‘hacer’ me han hecho creer que debo tener una marca personal. Algo identificable, algo que muestre lo que soy. Lo curioso es que esto debe tener referencias visuales, ya sea a través de objetos (como zapatos y ropa) o cosas más amplias como el arte. Hola soy Sofía, SOY historiadora del arte, me gustan los mocasines, los perfumes con notas verdes, los jardines y caballos. Este ocularcentrismo al que nos enfrentamos, ha hecho que de alguna manera, me cueste conectar conmigo ya que todo el fuckin tiempo estoy tratando de tener resuelto lo que soy. Más lo escribo ahorita y me lo repito, la esencia no es algo que deba demostrarse, nadie debe de aprobarla.
Intento escribir y ya.
Espero perderme en mis pensamientos y ya.
Disfrutar y ya.
Intento ser y ya.
(aún así quiero unos tabi) jajajajajaj
Soficha
El pabellón de Japón. (Mi fav)